Jueves 26 de septiembre de 2024.- Del 5 al 12 de octubre Identidades Festival, celebra su décima edición en el Desierto de Atacama, con una programación que incluye espectáculos de artes escénicas provenientes de Rapa Nui, Brasil, Perú, Antofagasta y Santiago.
La curaduría 2024 del encuentro internacional de culturas del mundo, presentado por Escondida | BHP, se ha enfocado en convocar propuestas interdisciplinares que inviten a celebrar estos 10 años de quehacer cultural, y con ello, el crecimiento robusto de espacios creativos que promueven el intercambio y posibilitan nuevos diálogos
entre culturas diversas, a través de los lenguajes que ofrecen las artes vivas.
La programación compuesta por ocho espectáculos, tres seminarios, cinco trueques y un conversatorio se expandirán por Antofagasta, San Pedro de Atacama, y por primera vez, en Baquedano, reafirmando el interés original de la organización: contribuir a la descentralización artística en la zona Norte de Chile.
Todas las actividades programadas en Identidades Festival son gratuitas y el ingreso a los espectáculos es por orden de llegada.
Programación artística
La inauguración del festival se llevará a cabo el sábado 5 de octubre con la apertura de la coproducción, Artistas del Territorio: Vernal – Arte Mascarero, a cargo de Manuel Vernal, arquitecto y mascarero de la zona, quien ha preparado una serie de máscaras para esta celebración. La exposición contará con una extensión a San Pedro de Atacama. El mismo día, la función inaugural está programada para las 20.30 horas y se trata de Te Mana Hakaâra. El poder que permanece; de la compañía antofagastina La Huella Teatro, esta vez, con un elenco de mujeres de Rapa Nui, con una puesta en escena resultante de un largo proceso de investigación y de residencias escénicas en la Isla.
El martes 8 de octubre, Identidades Festival se traslada a San Pedro de Atacama para ofrecer una segunda función de Te Mana Hakaâra. El poder que permanece; esta vez, en el Complejo Deportivo Pukará del Deporte.La programación detallada está disponible en www.carpaidentidades.cl
Te Mana Hakaâra. El poder que permanece
Te Mana Hakaâra, que en lengua rapanui significa “El Poder que Permanece”, es un espectáculo que pone en valor la memoria histórica y tradición cultural del pueblo Rapanui como un capital expresivo valioso para el enriquecimiento de la teatralidad contemporánea nacional.
La experiencia de investigación antropológica – escénica se concreta a través de una creación en residencia de teatro- físico y canto ancestral en territorio insular que realiza La Huella Teatro con la comunidad Rapanui, el año 2023.
Con un enfoque de género y la valoración de la tradición, oral, La Huella Teatro busca visibilizar la identidad Rapanui y contribuir simbólicamente a la restauración de su memoria poniendo en el centro la figura femenina, con el fin de desentrañar la propia voz y corporalidad de la mujer, entendiéndose como dispositivo de registro y testigo de los principales sucesos de su historia cultural social y política.
Un proyecto de La Huella Teatro
Con 20 años de historia, La Huella Teatro, basa su práctica artística en la investigación antropológica – escénica. Desde su sede en la ciudad de Antofagasta, puerta del Desierto de Atacama, en Chile, la compañía desarrolla su trabajo basado en lo multidisciplinario y en la convivencia de diversos lenguajes estéticos.
La Huella Teatro, este 2024 cumple dos décadas de Investigación – Memoria – Creación. Ha realizado residencias y circulación de sus montajes por Italia, Argentina, Perú, España, Rapa Nui, Francia y China.
Es un ícono cultural que combina historia, arte y naturaleza. Sus construcciones de adobe y piedra son la puerta de entrada a las maravillas del altiplano. La iglesia de San Pedro, con retablos coloniales, y el cementerio con vistas espectaculares, reflejan la historia y diversidad cultural. El Pukará de Quitor simboliza la resistencia atacameña.
A 2,800 metros, combina historia y naturaleza con viviendas de adobe y piedra. La iglesia de San Roque, del siglo XVIII, y el cementerio con vistas al Salar de Atacama son espacios de reflexión y conexión con tradiciones funerarias. Peine también es ideal para descubrir misterios arqueológicos y paisajes naturales, destacando la agricultura en terrazas y la producción de quinua.
En el paisaje andino, presenta terrazas agrícolas que desafían la aridez del altiplano. Las construcciones de piedra volcánica y adobe reflejan la adaptación ingeniosa de sus habitantes. La iglesia de San Bartolomé, con retablos coloniales, y el cementerio con vistas panorámicas destacan la conexión con el entorno. Socaire es un punto de partida para explorar el Salar de Atacama.
Un pintoresco pueblo con construcciones de adobe y techos de paja, destaca por su iglesia del siglo XIX con arte sacro y un cementerio a 3,800 metros de altitud, adornado con flores y objetos personales. Rodeado de montañas, ofrece paisajes espectaculares y rutas de senderismo. Sus festividades, como la fiesta patronal de San Antonio, reflejan la rica tradición y fe de la comunidad.
A 4,200 metros, Talabre ofrece vistas majestuosas del volcán Lascar y otros picos andinos. Sus tradiciones agrícolas y pastoriles perduran en un entorno desafiante. La capilla local es el centro de la comunidad, y las rutas hacia los campos de lava del volcán Lascar atraen a los aventureros.
Con sus construcciones de piedra liparita, transforma un entorno árido en un oasis agrícola. La iglesia de San Lucas y el cementerio elevado son emblemáticos del pueblo. La producción de vino artesanal y la Vendimia muestran la conexión de Toconao con la tierra. El Valle de Jere resalta la riqueza agrícola en contraste con el desierto circundante.
A 3,900 metros, es un pequeño poblado donde piedra volcánica y adobe se combinan en viviendas duraderas. Rodeado de cactus y formaciones rocosas, el pueblo mantiene ritos ancestrales. Su capilla sencilla y el cementerio pequeño honran a los difuntos, y las festividades celebran la conexión con la naturaleza desértica.
Situado a 3,800 metros de altitud, Matancilla muestra la adaptabilidad humana con sus construcciones de adobe y piedra. Las técnicas ancestrales en viviendas con techos de caña y barro reflejan la capacidad de sus habitantes para prosperar. Este pueblo, centro agrícola y espiritual, conserva tradiciones vivas en su capilla y cementerio.
Un bastión agrícola en un paisaje árido, ha evolucionado a lo largo de los siglos. Las construcciones de piedra y adobe con techos de paja resisten el tiempo, y la iglesia local, uno de los templos más antiguos, refleja la arquitectura colonial del siglo XVIII. El cementerio en la colina y el río que cruza el pueblo son vitales para la comunidad y sus campos.
A 4,000 metros sobre el nivel del mar, Machuca destaca por su arquitectura de adobe y techos de paja de ichu, preservando las tradiciones ancestrales. Este enclave andino, fundamental en las rutas de pastoreo y comercio atacameñas, es famoso por su legado cultural. La iglesia de San Santiago del siglo XIX y el cementerio con vistas al altiplano narran la resistencia de la comunidad a lo largo del tiempo.